Para mí era sobre todo una forma de expresión. Un día me comenzo a fastidiar que la publicidad me invadiera. Sentí que había perdido pureza, espontaneidad y lo más importante: las ganas de contar cosas. Para eso se hicieron muchos blogs. Ahora lo cuento de manera velada. Cuando cuento. Y hay historias, pero si son fagocitadas por la lacra que es la publicidad y la angurria de vender, no, mejor no contarlas.
Y tú que crees?
Y tú que crees?