Y me sentía muy segura de mí misma, asertiva, positiva, eficiente. Estaciono el auto, satisfecha de mi persona, salgo, me dirijo al local de la fotocopiadora cuando al buscar una llave en mi bolso me doy el golpe frontal más poderoso que recuerde (y el primero), contra un poste de luz. Súbitamente descendí de mi podium de seguridad y me convertí en un ser humano imperfecto (muy imperfecto) y adolorido. Mi pómulo izquierdo y mi muslo izquierdo pueden dar fe de la intensidad del golpe: tengo moretones. Decidí, no obstante, asumir mi nuevo estado vulnerable y esconderlo (en realidad no asumí nada). Me tapé el lado izquierdo de la cara con el pelo y con paso seguro me encaminé hacia mi destino.
Eso fue ayer y además llovía.
Eso fue ayer y además llovía.