Salía presurosa por uno de los corredores. Resbalé y caí de manera irreprimible y estrepitosa. Fue horrible, un chico que pasaba por ahí me dió la mano y me dijo "levántante tú puedes". Casi me pareció ver a Jesús.
Unas chicas me preguntaron si estaba bien. Sí, estaba bien, con la dignidad alicaida pero bien. Algo me dijo que era algo premonitorio. Que mi caída era el principio de otras. Así fue. Llegué tarde a un sitio y la persona que tenía que ver me mandó muy lejos (figurado). Por la tarde decidí que mi destino no estaba predestinado por un hecho casual provocado por el frío. Me fue mejor.
Moraleja: no es por caer una vez que estoy destinada a caerme siempre. Es mejor seguir el consejo del amable chico: "Levántate, tú puedes".
Unas chicas me preguntaron si estaba bien. Sí, estaba bien, con la dignidad alicaida pero bien. Algo me dijo que era algo premonitorio. Que mi caída era el principio de otras. Así fue. Llegué tarde a un sitio y la persona que tenía que ver me mandó muy lejos (figurado). Por la tarde decidí que mi destino no estaba predestinado por un hecho casual provocado por el frío. Me fue mejor.
Moraleja: no es por caer una vez que estoy destinada a caerme siempre. Es mejor seguir el consejo del amable chico: "Levántate, tú puedes".