La semana pasada me enfermé, no morí pero por momentos creí que estaba cerca a la muerte. Por eso recapacité, brevemente, pero lo hice. Entre otras cosas dejé de escribir aquí, llamé a mi hermana menor, llamé a mis padres. Jugué con mi hijo menor y me dí cuenta de cuanto cuenta para él que lo mire, que le diga lo bien que hace las cosas que empieza a hacer, empecé a leer algunos libros aburridísimos para mi memoria. No ví internet sino para abrir mi cuenta de correo. Nada como una enfermedad para poner las cosas en su sitio.
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