Ultima publicación, como si fuera algo importante, algo preparado, oficial. Así me suena. Casi nunca pienso antes de escribir y cómo se debe notar!
De corazón y otras vísceras pensé que podría ser el nuevo título de este lugarcillo. Es que ya no me siento madre desesperada, sigo siéndolo claro y ama de casa lo seré siempre a menos que me case con un príncipe que me pague sirvientas. Yo no me las pagaría. Sé hacer correctamente el trabajo. Sucede que he entrado en otra fase. La fase de la aceptación.
Gracias a Budha, sí, que nadie se ría, es que una amiga me contó lo de su conversión al budhismo y me pareció tan fascinante. Era la filosofía que tanto había buscado. Ahora no me desespero más, sé que nunca seré, que estoy en constante proceso (no me atrevería a decir progreso). Nunca estaré terminada, en sentido figurado porque en sentido literal dentro de no sé cuántos años sí que lo estaré.
Ahora mismo me estoy preguntando si habré escrito bien Budha. Pero al diablo, ejem, digo, bueno no importa tanto. El destino me depara cosas mejores (y también peores) que la lectura de algunos libros que por delicada no comento aquí. No quiero herir susceptibilidades pero cuando vendí Je n'aime pas Facebook, me sentí liberada. Aquí el francés me sirve de maravilla para expresar mis sentimientos más profundos. Lo que pensé fue: "bon débarras", aliviada. Ya está.
Etiquetas, ah, ese momento siempre me plantea dudas existenciales. Y ahora qué etiqueta le pongo a este bodrio? entrada quise decir. Las cosas por su nombre. No, Amazon, no. No, no le pondré ninguna.
Mi vida es una broma puede ser otro título. Por qué no habré estudiado publicidad. Podría ser buena en eso, devenir publicista. Devenir. Otro verbo inutilizado y tan inspirador.
Voy a dictar talleres para escribir entradas. Mi taller se llamará "Cómo escribir para que no te lean". Y será convivial. Qué es ser convivial? Bueno ahora sí la corto.
De corazón y otras vísceras pensé que podría ser el nuevo título de este lugarcillo. Es que ya no me siento madre desesperada, sigo siéndolo claro y ama de casa lo seré siempre a menos que me case con un príncipe que me pague sirvientas. Yo no me las pagaría. Sé hacer correctamente el trabajo. Sucede que he entrado en otra fase. La fase de la aceptación.
Gracias a Budha, sí, que nadie se ría, es que una amiga me contó lo de su conversión al budhismo y me pareció tan fascinante. Era la filosofía que tanto había buscado. Ahora no me desespero más, sé que nunca seré, que estoy en constante proceso (no me atrevería a decir progreso). Nunca estaré terminada, en sentido figurado porque en sentido literal dentro de no sé cuántos años sí que lo estaré.
Ahora mismo me estoy preguntando si habré escrito bien Budha. Pero al diablo, ejem, digo, bueno no importa tanto. El destino me depara cosas mejores (y también peores) que la lectura de algunos libros que por delicada no comento aquí. No quiero herir susceptibilidades pero cuando vendí Je n'aime pas Facebook, me sentí liberada. Aquí el francés me sirve de maravilla para expresar mis sentimientos más profundos. Lo que pensé fue: "bon débarras", aliviada. Ya está.
Etiquetas, ah, ese momento siempre me plantea dudas existenciales. Y ahora qué etiqueta le pongo a este bodrio? entrada quise decir. Las cosas por su nombre. No, Amazon, no. No, no le pondré ninguna.
Mi vida es una broma puede ser otro título. Por qué no habré estudiado publicidad. Podría ser buena en eso, devenir publicista. Devenir. Otro verbo inutilizado y tan inspirador.
Voy a dictar talleres para escribir entradas. Mi taller se llamará "Cómo escribir para que no te lean". Y será convivial. Qué es ser convivial? Bueno ahora sí la corto.