Mi nombre ficticio es Marina y este no es un día risible para mí. Pienso que hay mucha gente en mi situación, no estoy sola pero siento que sí lo estoy. Me deprime no tener contacto con la gente, que a pesar de vivir tanto tiempo aquí no exista gente a la que pueda llamar "amiga". Mis hijos son mi mayor fuente de alegría y los adoro, siento ternura y amor por ellos. El mayor me demuestra su afecto y a menudo pienso que estoy viva gracias a él. A veces pienso que sería mejor estar muerta. Pero quién cuidaría a mis hijos como yo? Nadie, nadie. Ellos me obligan a seguir viviendo. Literalmente. Sus actividades organizan y marcan las pautas de mi vida. Mi vida ya no es mi vida. Soy la madre, soy la esposa. No soy yo. Quién soy yo? Para qué sirvo yo? Para nada fuera de las utilidades. La sociedad me hizo creer que al casarme fundaba una familia y hacía algo importante al tener hijos. Yo me perdí en el proceso.
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